Un detector para mi negocio

Cuando tienes ilusión por abrir un negocio lo haces con intención de vivir de ello de ganar dinero y de encontrar al final una estabilidad. Pero claro nunca piensas que puede ser tan difícil dirigir de verdad un sitio en el que entran cientos de personas, además al principio no contratas ayuda por lo menos hasta que no te vayas dando cuenta que las ganancias obtenidas dan de verdad para ello. En mi caso estábamos muy ilusionados, mi marido ya tenía un trabajo y a mí me apetecía mucho invertir en un negocio sabía que a la gente le gusta mucho las tiendas de todo a cien en las que pueden encontrar cientos de cosas y contaba con la gran suerte de que en mi ciudad solo contábamos con uno para todos. Se trata de una ciudad normal ni muy grande ni muy pequeña, pero en la que había sito de sobra para las dos, además encontramos un local recientemente cerrado, muy bien situado y donde el precio no estaba muy mal, así que decidimos dar el primer paso.

La búsqueda de sitios en los que comprar más barato, la compra de estanterías, la decoración, una serie de cosas que se necesitaban y que debíamos tener antes de abrir. El día de apertura hubo mucho éxito, la verdad que la gente se volcó y vinieron muchos a comprar todo lo que necesitaban, por inauguración pusimos unos descuentos suculentos  que sin duda merecían la pena y nadie quiso perdérselo. Recuerdo que cuando hicimos caja hasta nosotros nos sorprendimos, es verdad que sabíamos que no todos los días iban a ser así, pero sabíamos que el chorrillo de gente nunca iba a faltar. Al día siguiente antes de abrir me pasé por el banco para poder ingresar el dinero, cuál fue mi asombro cuando me dicen que hay varios billetes falsos, entre ellos dos de cincuenta, mi cara palideció de momento y no sabía muy bien si reír o si llorar. Debían mandar lo billetes para verificarlo pero vamos no se habían equivocado, habíamos perdido una buena cantidad, normal tanta gente que pasó por allí, los nervios no me di cuenta ni cuando me los colaron. Llame a mi marido que puso el grito en el cielo, y me dijo que seguro que no me iba a pasar más, inmediatamente compró un detector de billetes falsos que sin duda lo deberíamos haber comprado desde el principio, pero bueno no hay mal que por bien no venga, esperándolos estoy con mi maquinita por si me han visto cara de tonta y me quieren colar alguno más.