Parece que hemos empezado con fuerza

Recién empezado el curso para la inmensa mayoría, nos damos cuenta que los profesores parecen descansados ya que los deberes no han brillado por su ausencia ni siquiera el primer día. Claro mi hija ya ha pasado a quinto y es verdad que las cosas van a cambiar un poquito, el curso será más difícil y de hecho ya hemos podido ver cómo ha cambiado el material que necesitará, los cuadernos son más grandes tamaño folio, el lapicero ya ha pasado a segundo plano y los bolígrafos borrables parecen haber sido desterrados de una vez, aunque no lo creamos este nuevo paso les da algo más de seguridad al ver que de verdad escriben como los mayores. La mochila por supuesto nada tiene que ver con la que llevaban ahora es mucho más grande, deben llevar muchos libros además de su paquete folios a4 imprescindible por supuesto en cada curso. La ilusión con la que empiezan es diferente a años anteriores, las responsabilidades empiezan a crecer y se hacen mayores aunque a nosotros nos cueste hacernos a la idea, empiezan a quedar con los amigos, y es inevitable darnos cuenta que nuestros retoños ya no son los niños pequeños que hace nada eran.

Por otro lado el colegio pone mucho de su parte, te das cuenta que has acertado con la elección ya que los profesores hacen todo lo posible porque los niños trabajen a diario y llenos siempre de entusiasmo, la forma de trabajar los incita a gustarles cada asignatura con la que trabajan ya que lo hacen de manera amena para que no les resulte pesada, es una forma de atraer a los niños y hacerles querer cada día aprender más, despiertan su curiosidad con simples juegos y trucos que les hace sacar unas excelentes notas. Por supuesto todos queremos lo mejor para nuestros hijos, y en todas partes hay buenos profesores, es verdad que muchos piensan que por darle a sus hijos una educación privada es la mejor y en eso hay una gran contradicción, la diferencia que yo le puedo ver es que en la privada hay un profesor para pocos niños mientras en la pública hay un montón para uno solo y debe ir al ritmo que marque la mayoría. De todo esto lo que podemos sacar es que no hay ni buenos ni malos colegios eso por supuesto aunque haya quienes opinen lo contrario, lo que hay son muchos niños a los que les gusta hacer poco y exigen muchas veces a los maestros que hagan un verdadero milagro.